Una manita de gato a los ingresos petroleros
Por Mariana Campos (@mariana_c_v) | Expansión
Los ingresos petroleros –los propios de Pemex y los del Gobierno federal– crecieron 86.6% (168.8 mil millones de pesos – mmdp) a mayo, en comparación con igual periodo de 2020. Se trata del crecimiento más alto observado en estos ingresos del que se tenga registro para períodos similares desde 2000. ¿Impresionante, cierto?
Hay que poner las cosas en perspectiva. El año pasado estos ingresos llegaron a mínimos históricos; así que la notable subida no se debe tanto a que los precios y la producción hayan alcanzado niveles récord. Asimismo, un factor determinante es la recuperación de los precios de la mezcla mexicana de crudo, con todo y que éstos no hayan alcanzado los niveles observados en la primera década del milenio.
En todo caso, el dinamismo de los ingresos petroleros observado este año en definitiva no ha sido impulsado por la producción de petróleo.El volumen promedio en enero-mayo de 2021 (1.67 millones de barriles diarios o MMb), fue el segundo más bajo observado para períodos similares desde 2000, después de los 1.66 MMb de 2019. La tendencia de la producción ha sido a la baja: el volumen de producción se desplomó 44.1% a partir del nivel promedio registrado en enero-mayo de 2000 (3.0 MMb). En 2012 y 2013 los niveles de producción observados fueron considerablemente más altos: 2.54 y 2.53 MMb, respectivamente.
Pero hay todavía un factor más: el crecimiento de los ingresos petroleros también se está impulsando, hasta cierto punto, de forma artificial, y de esto no se escribe casi en ningún lado. Hay factores exógenos al mercado de crudo: las aportaciones patrimoniales por 63.1 mmdp que realizó el Gobierno federal a Pemex para la reducción de su carga fiscal, durante el 1T2021. Éstas se registraron como ingreso petrolero de Pemex, cuando su naturaleza en realidad es otra. Sin estas aportaciones, los ingresos petroleros hubieran crecido sólo 52.4% (105.7 mmdp), y se hubieran quedado en 300.6 mmdp. En efecto, el crecimiento de estos ingresos en realidad no fue tan rimbombante. El Gobierno federal le da ‘manita de gato’ a los de Pemex.
Un dato que vale la pena resaltar es que el monto de estas aportaciones del Gobierno federal Pemex es por mucho el más alto registrado en periodos similares desde 2014. En el primer trimestre de 2020 estas transferencias fueron de 16.8 mmdp. Esto significa que de un año al otro la escalada fue de 275%. Algo insostenible.
Los problemas estructurales que merman año con año al erario no han recibido la atención que requieren durante esta administración. Lejos de “transformarlos para bien”, los agravan. Tras las aportaciones del Gobierno federal a Pemex yace el costo de oportunidad de las mismas, que tiene un efecto directo y negativo en el bienestar de las personas.
Tomemos en cuenta que la inversión pública en infraestructura está en mínimos históricos, lo que impide la mejora en la cobertura y calidad de los servicios públicos. Así es: no para de caer. Decreció 9.6% durante los cinco primeros meses de 2021 en relación con el mismo periodo del año anterior. La inversión en infraestructura de educación básica está prácticamente desaparecida: desde 2013 ha caído 54%, como vimos en mi columna anterior. Se recortó el 15% de enero a mayo de 2021 en relación con el mismo periodo del año pasado, a pesar de que todavía 27% de escuelas públicas de educación básica no cuentan con servicio de agua potable, 31.6% no cuenta con lavabos de manos y 17.3% no tiene sanitarios independientes, servicios vitales para mantener la higiene de los usuarios en el regreso a clases.
También hay recortes en los subsidios para la atención de la salud en el principal programa del Insabi. Como ven, el lema de “Primero los pobres” no se sustenta en los hechos.
Hacer berrinche tratando de dar marcha atrás en las reformas estructurales aprobadas en los últimos sexenios es fácil. Lo difícil es cuidar los recursos públicos, transformando los problemas en nuevas oportunidades de desarrollo.