Seguridad en el próximo sexenio: la apuesta local
Romain Le Cour Grandmaison / Forbes
Gane quien gane en la elección presidencial del 1º de julio, es imposible defender el statu quo en materia de seguridad en México. La violencia evolucionó – para mal – y tanto las organizaciones criminales como el grado de colusión entre ellas y actores públicos parecen estar peores que nunca.v
Sin ir más lejos, el año 2017 fue el más violento de la historia mexicana. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, ningún año registró menos de 20 mil homicidios dolosos y el mandato cerrará seguramente con más de 140 mil víctimas. Asimismo, la lista de los estados afectados por la violencia sigue en constante crecimiento. Por otra parte, el poder de los grupos criminales quizás nunca había sido tan fuerte, a pesar del sinfín de operativos policiacos, militares y conjuntos. Finalmente, la violencia parece haberse instalado plenamente en el paisaje político mexicano, como una realidad incuestionable, casi normalizada por su cotidianidad y su cobertura en los medios, convirtiéndola en un elemento banal del día a día nacional.
Es imprescindible un cambio de paradigma en el diseño de la estrategia de seguridad pública, dirigido a darle prioridad a la escala local. Ello implica la capacitación y el empoderamiento de las policías municipales, la coordinación entre los tres niveles de fuerzas civiles, y el fortalecimiento de las instituciones públicas de seguridad.
Lograrlo requerirá esfuerzos mayores desde el inicio del próximo sexenio, así como favorecer el seguimiento de las etapas de diagnóstico, implementación y monitoreo. Desde México Evalúa, hemos planteado restablecer y fortalecer una presencia policiaca local por parte de elementos capacitados y coordinados con los demás niveles de operación, que sirva de base para el diseño de una estrategia integral de seguridad pública. Esta estrategia, basada en instituciones y fuerzas civiles, deberá ir de la mano del combate a la corrupción y la impunidad, piedra angular la reducción de la violencia en México.
En vez de promover la homogeneización “desde arriba”, nos parece imprescindible concentrar el esfuerzo institucional y financiero en dotar a los municipios de las fuerzas de policía más competentes posibles, conforme a sus facultades definidas en el articulo 115 constitucional.
Por ello, postulamos tres ejes. Primero, en respuesta a la falta de conocimiento, datos confiables y diagnósticos desagregados sobre la crisis de seguridad, se deberán fortalecer los análisis que permitan acercarse a las situaciones de violencia de cada territorio con un estudio que combine diferentes categorías de delitos, y datos cualitativos y cuantitativos. Segundo, la lógica de articular las tareas de seguridad entre los tres niveles de gobierno tiene tanto que ver con la necesidad – política e institucional – de promover la coordinación entre éstos, como de mejorar las capacidades operativas, desde lo local a lo nacional. Y, finalmente, no se pueden seguir descartando las estrategias de prevención del delito que integran procesos largos de desarrollo y apoyo local, acceso a la educación y al empleo, entre otras.
Aunque no podemos prever los efectos inmediatos de nuestras propuestas y, sin duda, faltan muchas otras, nuestro objetivo es dar inicio a un cambio fundamental de paradigma acerca de la seguridad en México, para salir del enfoque reactivo, punitivo y militar adoptado por las autoridades en los últimos dos sexenios.
En cambio, de seguir con la misma línea de política de seguridad pública, toda la evidencia indica que la crisis se agravaría aún más, provocando que tengamos la misma discusión dentro de seis años.