El monstruo que mata mujeres
Edna Jaime / El Financiero
Valeria sólo iba a la tienda, según el relato de su familia. Y Valeria no regresó. Media hora después de salir de su casa, su mamá y cientos de vecinos del municipio de Melchor Ocampo, en el Estado de México, se movilizaron para encontrarla. Montaron un retén en la avenida para revisar las cajuelas de los autos. Buscaron toda la noche del domingo. El cuerpo de la pequeña Valeria fue hallado la mañana de este lunes en un predio baldío de Avenida del Trabajo, a 200 metros de su domicilio. Valeria es una niña más que muere en este país.
Después de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2009, por el asesinato de tres mujeres en Ciudad Juárez en un campo algodonero (como se le conoce al caso), el Estado mexicano fue señalado como responsable de la impunidad de estas violaciones de derechos humanos y se le exigió garantizar la no repetición. En la resolución, la Corte documentó la ineficacia y la indiferencia de las autoridades mexicanas en la investigación y atención de los crímenes.
La sentencia de la Corte detalla la responsabilidad internacional de México por no garantizar la vida de las víctimas, su libertad e integridad, por discriminarlas, por violar los derechos de las menores involucradas, por violar la integridad de los familiares, por los sufrimientos causados por la autoridad y por hostigarlos en su camino en la exigencia de justicia.
Este caso demostró la relación que existe entre el abandono de las responsabilidades del Estado y la violencia sistemática que viven las mujeres en nuestro país.
Fue a partir de esta sentencia internacional, que se han ido modificando los marcos normativos estatales y se estableció la alerta de violencia de género contra las mujeres (AVGM), a fin de que los gobiernos tomaran medidas extraordinarias para protegerlas.
Antes de la sentencia, las autoridades mexicanas negaban que la desaparición, tortura sexual y homicidio de mujeres tuvieran relación con los procesos de investigación e impartición de justicia, y que se trataba de excepciones, casos preocupantes atribuibles a personas o pandillas, pero nunca como un problema más profundo, más estructural, relacionado con las propias capacidades del Estado para atenderlo.
Ciudad Juárez visibilizó el fenómeno en otros estados del país. Entre 2000 y 2012, fueron asesinadas 21 mil 271 mujeres en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Un promedio de cuatro mujeres al día. Entre 2013 y 2017 el problema no sólo no cesó, se agravó. Fueron asesinadas 13 mil 576 mujeres, siete cada día.
El caso más alarmante es el del Estado de México, que a pesar de ser la primera entidad donde se declaró la alerta de género en 11 de sus municipios en 2015, sigue siendo la entidad con más reportes de violencia letal contra mujeres. De enero a agosto de 2018, se registraron 68 feminicidios, 17 más que en el mismo periodo de 2017, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Hoy, el reflector está puesto en el “Monstruo de Ecatepec”, quien presuntamente ejecutó a 20 mujeres en el Estado de México. En Ciudad Juárez también se buscaron asesinos en serie que permitieran dar alguna respuesta al problema. Así, aprehendieron en 1995 a Abdel Latif Sharif y un año más tarde a integrantes de la banda de los Rebeldes. Todos acusados de decenas de asesinatos en la entidad. No obstante, los crímenes en el Estado de México y en Ciudad Juárez continúan.
Esto es un reflejo del abandono, la descomposición social y la tolerancia ante una violencia con características muy particulares y que por lo mismo debe ser tratada con medidas muy puntuales.
La alerta de género debía implicar una labor coordinada entre autoridades para adoptar medidas urgentes para prevenir la violencia feminicida y atender las causas estructurales de este problema, pero no ha sido así.
No es un asunto de una persona, un asesino serial o una excepción. El verdadero monstruo que mata mujeres es la indolencia del Estado y sus instituciones ineficaces que han provocado que se mate con absoluta impunidad a una mujer en México. A Valeria la mataron y esto pudo haberse evitado.