Mis lecturas
Luis Rubio / Reforma
“Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.”
Jorge Luis Borges
En un mundo tan convulso y cambiante, es indispensable leer de todo, escuchar ideas igual atractivas que repulsivas a fin de mantener una perspectiva clara y aguda del momento que vivimos, pero también del contexto en el cual se dan las cosas. La historia es particularmente útil para este propósito y en este año leí varios excelentes textos sobre momentos clave del pasado. Aquí va una descripción de algunas de mis mejores lecturas, al menos de las que más aprendí.
La polarización económica y su consecuente desigualdad no son temas nuevos, pero se han convertido en asuntos clave de la discusión pública en todo el mundo. Hace un par de años apareció el libro de Thomas Piketty sobre la desigualdad en el mundo. A partir de ese momento comenzaron los estudiosos de diversas perspectivas a analiza y evaluar la seriedad y veracidad de las afirmaciones del economista francés. El Cato Institute publicó un extraordinario compendio de estas críticas bajo el (poco creativo) título “Anti-Piketty,” publicado en México por el FCE. En lugar de enfocarse al pasado como Piketty, este volumen aboca al siglo XXI, lo que permite comprender las enormes diferencias en la formación de capital y sus consecuencias sociales. Imperdible.
Richard White*, historiador, estudia la evolución de la sociedad estadounidense en la segunda mitad del siglo XIX, comenzando con el fin de su guerra civil y se aboca especialmente al crecimiento de los llamados “Robber Barons,” los grandes empresarios que construyeron enormes empresas, transformaron al mundo y luego fueron objeto de la legislación anti monopolios. Lo interesante es observar las similitudes y diferencias de aquella época con la nuestra, sobre todo porque el común denominador, el cambio tecnológico, explica más que muchas de las recetas que se proponen para combatir los males de nuestra era como lo fueron en aquella.
A cien años de la Revolución de Octubre, China Miéville** describe con extraordinaria destreza la forma en que Rusia pasó de ser una monarquía autocrática inmersa en una guerra profundamente impopular al inicio de 1917, para llegar a octubre habiendo pasado no por una sino por dos revoluciones e intentando convertirse en la vanguardia de la revolución mundial. Nada describe mejor el tenor de esta narrativa que una cita que presenta al inicio en la que afirma que “no tiene que ser un profeta para saber que el orden presente tendrá que desaparecer.”
Perry Anderson despliega su maravillosa curiosidad, ahora sobre el tema de la hegemonía, término que se emplea con frecuencia en los más diversos ámbitos de la política internacional y del control social, pero que rara vez se define con precisión. Comenzando por Grecia, en The H-Word: the Peripeteia of Hegemony, Anderson explica el origen del término y su uso a lo largo del tiempo. En una serie de descripciones históricas pasa por Gramsci, EH Carr, Morgenthau, Kindelberger, Laclau, Arrighi y otros para concluir en una reflexión sobre la política exterior estadounidense y la complejidad del mundo y de la lucha entre las potencias del momento en que vivimos.
Ninguna de mis lecturas este año fue tan iluminadora, pero también preocupante, como la de John Ferejohn y Frances McCall Rosenbluth, dos politólogos que se abocan a analizar el origen de la democracia y las razones de su emergencia en diversas naciones. El título del libro, Forjado en Fuego, resume su argumento: sin guerra no hay democracia. Es la guerra la que hizo posible que surgiera la democracia, esencialmente porque, en un país tras otro, cuando las élites se sintieron amenazadas es que tuvieron que recurrir a la ayuda de la población para salvar su propio pellejo; fue eso lo que hizo posible un arreglo político para compartir el poder y, de ahí, la democracia.
Finalmente, este año me encontré con varios libros, algunos excelentes, dedicados más a la coyuntura que a las “grandes” explicaciones, que merecen una mención: The Road to Somewhere, de David Goodhart describe las nuevas fuentes de desigualdad entre quienes son “móviles” y quienes se han marginado. Mark Lilla escribió una joya en “The Shipwrecked Mind: On political Reaction,” explicando las tensiones entre un mundo cambiante y quienes se dedican a impedir que éste avance. Tzvetan Todorov, un historiador originario de la Bulgaria totalitaria, publicó otro libro extraordinario, The Inner Enemies of Democracy, enfocándose a la etapa posterior a la caída del Muro de Berlín y cómo se ha reducido el espacio de la libertad y democracia alrededor del mundo. Christopher Hayes se aboca a la pérdida de confianza de las sociedades en sus gobiernos e instituciones tradicionales, incluyendo las que son netamente de la sociedad. Aunque su enfoque es Estados Unidos, mucho de su argumento es universal: The Twilight of the Elites: America after Meritocracy. En 2014, Peter Pomerantsev publicó un libro sobre la Rusia de hoy que no deja de tener actualidad en el mundo en general: Nada es Cierto y Todo es Posible se aboca a las ficciones y narrativas que construyen los gobernantes para preservar el poder, pretendiendo que nadie se da cuenta de la realidad. Nada parece cambiar.
*The Republic for Which It Stands, Oxford; **October, Verso