Las TICs en clase. ¿Hemos aprendido la lección?
Aunque ha repartido dos millones de laptops y tabletas en 15 entidades del país entre 2013 y 2016, a la fecha no existe evidencia alguna de resultados educativos positivos en el aprendizaje de los niños beneficiarios del programa Aprende2.0
Marco Antonio Fernández (@marco_fdezm) / Animal Político
El pasado 7 de noviembre la Secretaría de Educación Pública presentó una nueva estrategia de educación digital denominada Aprende 2.0. A decir de las autoridades, el objetivo de dicha estrategia es la incorporación de las TICs (tecnologías de información y comunicación) en la enseñanza básica del país. Con ella se buscará que los niños que acuden a las primarias públicas desarrollen un pensamiento crítico y creativo, de forma tal que aprendan a buscar y encontrar en internet información útil para temas relevantes de las materias que cursen. Asimismo, mediante esta estrategia se plantea que los alumnos adquieran una capacidad de comunicación digital y de trabajo en equipo. Finalmente, las autoridades esperan fomentar el pensamiento computacional entre los alumnos, de tal modo que eventualmente se logre que los estudiantes no sólo sean usuarios de las TICs, sino que cuenten con habilidades de pensamiento lógico, matemático y que tengan la capacidad de automatizar soluciones a problemas mediante la aplicación de algoritmos.
En el marco de un mundo en el que la tecnología se está integrando a múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana y en el que la inteligencia artificial, la incorporación de robots cada vez más sofisticados a procesos de producción, la nanotecnología e incluso la impresión en 3D ya son una realidad, sin duda se observa una necesidad creciente de educar a nuestros niños y jóvenes para ingresar exitosamente a este contexto tecnológico del siglo XXI (ver por ejemplo el reporte de World Economic Forum 2016).
Es por ello que los objetivos de la estrategia resultan atractivos al menos en una primera instancia. Sin embargo, los escasos beneficios educativos que han aportado los distintos programas que el país ha implementado en esta materia durante los últimos veinte años invitan a la cautela frente al nuevo anuncio gubernamental.
Las lecciones nacionales e internacionales demuestran que la introducción de las TICs a los sistemas escolares no transforma por sí misma los resultados educativos y que estas herramientas son un complemento, no un sustituto, de la práctica pedagógica (Kozma 2014). El uso efectivo de las TICs enfrenta múltiples retos: por un lado, las condiciones estructurales que garanticen planteles con acceso a electricidad y con conexión adecuada al internet; por otro lado, la importancia de la capacitación docente en el uso de estas tecnologías, de forma que los maestros consideren estas herramientas como instrumentos atractivos y útiles para su incorporación dentro del aula y no competidores de su labor docente. Asimismo, experiencias en diversos países advierten de varios desafíos logísticos en la incorporación de las TICs, como son la necesidad de contar con mesas de apoyo didáctico y técnico para el uso y reparación de los equipos utilizados (laptops, tabletas, pizarrones electrónicos, etc). Finalmente, es imprescindible evaluar la implementación y los resultados educativos que acompañan la introducción de las TICs, de forma que se puedan hacer los ajustes necesarios para mejorar sus posibles beneficios educativos (Trucano 2010).
Sin embargo, en su primera estrategia, mediante la implementación de los programas Micompu.mx, Programa de Inclusión y Alfabetización Digital y la primera versión de @prende2.0, el actual gobierno prácticamente ignoró todas estas lecciones. Aunque ha repartido dos millones de equipos (laptops y tabletas) en 15 entidades del país entre 2013 y 2016, a la fecha no existe evidencia alguna de resultados educativos positivos en el aprendizaje de los niños beneficiarios de estos programas. Así, como se advirtió en su momento (Fernández 2015), en los primeros cuatro años de esta administración, la autoridad educativa cedió a la tentación de repartir tabletas y computadoras bajo la lógica del deslumbrón, dejando de lado su propósito educativo y la oportunidad de calibrar esta política pública con base en una evaluación adecuada de su implementación.
De forma paralela, el gobierno desarrolló el programa piloto de inclusión digital a cargo de la Coordinación de Estrategia Digital Nacional perteneciente a la Presidencia de la República. Para ello implementó una estrategia en dos etapas. La primera en 2013-2014 en Guanajuato, Morelos y Querétaro y la segunda en 2014-2015 en Puebla y Estado de México. De acuerdo con las autoridades, este piloto permitió identificar la necesidad de la formación docente, la cual, por las limitaciones de tiempo expresada por los maestros, no debe exceder 15 horas. También sirvió para identificar la necesidad de garantizar un mínimo de velocidad de acceso a internet (10 megabytes) para que los recursos educativos disponibles en la red puedan ser utilizados adecuadamente. Finalmente, dicho piloto permitió a la autoridad identificar la importancia de dar seguimiento al desarrollo de las habilidades digitales tanto de alumnos como de maestros mediante la evaluación de las mismas.
De acuerdo a la autoridad, la nueva estrategia @prende 2.0 retoma estas lecciones. Para ello, el gobierno federal contempla que esta estrategia se desarrolle en una primera muestra nacional de 3 mil escuelas primarias con organización completa[1] en las que se establecerán aulas de medios para el reparto de tabletas que no sólo serán usadas por niños de quinto y sexto como sucedió en los programas de 2013-2016, sino por alumnos de todos los grados. Asimismo, se plantea poner a disposición de alumnos, maestros y padres de familia una plataforma digital con recursos electrónicos para las distintas materias curriculares (ver aquí).
Se observan dos diferencias sustantivas con respecto a los esfuerzos anteriores: por un lado los aparatos ya no serán repartidos de forma individual a los niños y, por otro lado, su adquisición será mediante la licitación de servicios. Es decir, se buscará evitar episodios trágicos como la venta de los aparatos por parte de los padres de familia o el difícil reemplazo de los aparatos descompuestos como ocurrió con Micompu mx.
No obstante, la nueva estrategia enfrenta retos mayúsculos para su avance. De entrada va a operar con restricciones presupuestales sustantivas que dificultarán su expansión a un número mayor de escuelas más allá de las primeras 3000 que serán seleccionadas en las próximas semanas. Recordemos que los programas anteriores tuvieron dos fuentes de financiamiento: 1. los recursos para el programa de inclusión y alfabetización digital al que tan solo para este año se destinaron 1 mil 608 millones de pesos (de los cuales sólo se ha gastado un pequeño porcentaje) y que para el presupuesto 2017, ha desaparecido; 2. los recursos destinados al programa a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, México Conectado que también ha recibido recortes de casi 85 por ciento. En resumen, presupuestalmente será una tarea cuesta arriba el establecimiento de las aulas digitales en el país. Asimismo, aunque se reconoce la autonomía de los estados para determinar las acciones para desarrollar las habilidades digitales del personal docente, no queda claro cómo los esfuerzos del gobierno federal se combinarán con los de las entidades para la expansión del programa. No hay información de qué acciones individuales –si es que exiten- están implementando los gobiernos estatales en la materia.
El programa enfrenta además el reto de que lejos de atajar la desigualdad de oportunidades digitales entre los niños que acuden a planteles públicos del país, las profundice. Por sus características y recursos las escuelas multigrado del país (44 por ciento de las escuelas primarias) no serán consideradas en esta estrategia. Del universo total de primarias y secundarias públicas de México, sólo el 33 por ciento y 48 por ciento, respectivamente, tienen al menos un equipo con conectividad a internet. No sabemos cuántas de este universo ocupan los equipos para propósitos educativos y cuáles sólo tienen un equipo para fines administrativos. Además, los contrastes entre estados son sustantivos. Por ejemplo, mientras 97 por ciento de las primarias públicas de la Ciudad de México y 86 por ciento de las de Baja California tienen al menos un equipo con conectividad a internet, en Chiapas, Oaxaca y Michoacán este porcentaje alcanza a penas 9, 13 y 14 por ciento respectivamente. El contraste no es diferente en el caso de las secundarias: 99 por ciento con conectividad en la ciudad de México pero sólo 24 por ciento en Michoacán y San Luis Potosí.
El programa debe además evitar generar suspicacia sobre un posible uso político-electoral en la selección de las escuelas. La selección de los planteles, cuya convocatoria está por definirse, tendrá que hacerse con absoluta transparencia y no cometer errores de opacidad, como advirtió la ASF en el caso de la auditoría DS-008 Laptops para Niños que Cursan 5to y 6to Grado de Primaria.
Aunque la estrategia dice estar en sintonía con el nuevo modelo educativo y reitera la importancia de la capacitación docente, la autoridad tiene que explicar con claridad qué lecciones se han obtenido del programa piloto de inclusión digital para mejorar la forma en que los docentes son capacitados para utilizar eficazmente esta tecnología en el aula. Es previsible que sea necesario ofrecer cursos diferenciados de capacitación con base en el contexto que enfrentan los docentes y con su familiaridad con la tecnología. Al igual que ha ocurrido en otros países, es previsible que maestros de mayor edad requieran de mayores esfuerzos (Trucano 2016 y OCDE 2016).
De utilizarse con eficacia estos recursos tecnológicos, se podrá atender objetivos educativos simultáneos como la enseñanza del idioma inglés, el raciocinio matemático y el pensamiento computacional. Experiencias como las del aula invertida, en las que se puede mejorar el aprendizaje individual fuera del aula con el apoyo de la tecnología podrán ser más efectivas en aquellos contextos en los que los estudiantes complementen el uso en casa de la plataforma de recursos pedagógicos que se pondrá a disposición en línea. La aspiración a crear comunidades de intercambio de experiencias entre docentes en el uso de la tecnología seguramente podrá aprovechar los intercambios en las redes sociales que ya hacen hoy los docentes para otros aspectos educativos como la evaluación docente y sus cursos de formación.
Si bien, al evitar que los alumnos se lleven las tabletas a su hogar, se limita el uso no educativo que hasta ahora ha tenido este tipo de aparatos y se evitan situaciones en que incluso los padres empeñaron las tabletas de sus hijos, también se pueden observar situaciones que merman los beneficios educativos del programa. Dadas las jornadas escolares cortas que caracterizan a la mayoría de las escuelas primarias públicas, se merma la posibilidad de usar con mayor énfasis la plataforma digital con recursos educativos que acompañan esta estrategia y la posibilidad de la realización de ejercicios en casa para aquellos alumnos que no cuenten con computadora o tableta propias en su hogar.
Con franqueza el tiempo del actual gobierno se agota y los recursos para avanzar la estrategia tienen limitaciones importantes. Algunos actores privados y de la sociedad civil han mostrado su interés para equipar más aulas en el país. A ellos habría que recordarles que en la implementación de sus esfuerzos es imprescindible que las buenas intenciones estén acompañadas de las buenas prácticas pedagógicas por parte de las autoridades para evitar desperdicio de recursos como los observados con Micompu.mx.
Conforme avance la implementación de @prende 2.0 es fundamental llevar a la práctica lo que los promotores de la iniciativa reconocen es de suma importancia para incrementar su eficacia: evaluar y monitorear su implementación. Identificar los beneficios de las TICs en el aprendizaje de los alumnos es una tarea de suma complejidad pero de absoluta necesidad. No podemos seguir cometiendo errores con costos educativos y económicos sustantivos, pese a las buenas intenciones pedagógicas de quienes han promovido las distintas opciones tecnológicas en las últimas dos décadas. Las ocurrencias y las tentaciones de la visibilidad política de programas de esta naturaleza tienen que dejarse atrás, para de una vez por todas, avanzar realmente en la integración exitosa de nuestros alumnos a las tecnologías del siglo XXI. Dadas las deficiencias existentes y las desigualdades de acceso y de calidad en el sistema educativo, avanzar en esta tarea tomará muchos años pero la carrera mundial en el avance tecnológico no se detiene, por lo que es imprescindible hacer uso de las lecciones de los errores cometidos para que nuestros estudiantes se integren a ella con mayor oportunidad y posibilidades de triunfo, al tiempo que se desarrollen estrategias complementarias para que los miles de alumnos que aún no se integrarán a la nueva estrategia digital lo hagan a la brevedad posible.
* Marco Fernández es investigador asociado de México Evalúa y profesor-investigador de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey. El autor agradece a Germán Loyola, Laurence Pantin y Miguel Cedillo sus sugerencias y apoyo para los gráficos que se presentan en el texto. Asimismo, reconoce el apoyo del Dr. Héctor Robles y su equipo en la Dirección General para la Integración y Análisis de Información perteneciente a la Unidad de Información y Fomento de la Cultura de la Evaluación del INEE para la integración de estadísticas sobre los planteles públicos escolares de educación básica en el país. Agradece también a Fiorentina García del CIEP su apoyo para verificar datos presupuestales asociados a la estrategia digital. Finalmente, reconoce el apoyo de José Antonio Aguilar, Hanzel Homero, Joshafat Rodríguez y Eduardo Roche de la Coordinación General @prende.mx con quienes conversó sobre el contenido de la estrategia digital de la SEP. Todos los argumentos vertidos son responsabilidad del autor.
Bibliografía
Kozma, Robert, and Wayan Surya Vota. 2014. “Ict in Developing Countries: Policies, Implementation, and Impact.” In Handbook of Research on Educational Communications and Technology. New York: Springer. 885 – 93.
OCDE. 2016. “Innovating Education and Educating for Innovation: The Power of Digital Technologies and Skills,.” In Secondary Innovating Education and Educating for Innovation: The Power of Digital Technologies and Skills,, ed Secondary ———, 154. Paris: OECD Publishing.
Scheuermann, Friedrich, and Francesc Pedró. 2009. “Assessing the Effects of Ict in Education ” In Secondary Assessing the Effects of Ict in Education ed Secondary ———, 210. Paris.
Trucano, Michael. 2010. “Perspectives on the Use of Information and Communication Technologies (Icts) to Benefit Education in Developing Countries.” In Secondary Perspectives on the Use of Information and Communication Technologies (Icts) to Benefit Education in Developing Countries, ed Secondary ———, 180. Washington D.C. Reprint, Reprint.
———. 2014. “Questions to Ask (and Not to Ask) When Your President Tells You to Buy 100k (or a Million) Tablets for Students.” Edutech: The World Bank accesado el 12 de noviembre de 2016.
World Economic Forum. “Global Challenge Insight Report: The Future Jobs, Employment, Skills and Workforce Strategy for the Fourth Industrial Revolution”. 2016.
[1] Las escuelas de organización completa son aquellas en las que se imparten los seis grados de educación primaria y tienen un maestro por cada grado. Ver aquí.