La táctica del avestruz se va quedando sola
Por Edna Jaime (@EdnaJaime) | El Financiero
Aunque el presidente lo niegue, la violencia contra las mujeres existe y se ha acentuado en el periodo de confinamiento. El Gobierno de la Ciudad de México hace poco hizo públicos los reportes recibidos en su Línea Mujeres (un servicio que ofrece Locatel), y lo que se constata es que las llamadas de auxilio se han disparado. El 16 de marzo fue un día particularmente grave; una fecha en la que, incluso sin un inicio formal de la cuarentena, un gran número de hogares mexicanos ya estaban en modo de reclusión.
A través de Línea Mujeres el Gobierno de la CDMX ofrece servicios de atención a psicológica y de orientación para la denuncia, los cuales bien pueden dar algo de alivio a mujeres que la están pasando muy mal. Las víctimas no cuentan con mucho más ahora mismo: los juzgados y fiscalías están trabajando en esquemas de guardias, lo que dificulta el acercamiento a la autoridad. En todo caso, la línea telefónica de auxilio también puede dar pautas para hacer política pública de más calidad, por la valiosa información que recopila.
Pero esa información es despreciada. No entiendo qué hay detrás de la lógica del presidente al negar el problema. No creo que le reditúe en ningún sentido. Y tampoco creo que sea inocuo que se exprese como lo hace, por dos razones. La primera es que, al desestimar la violencia, transmite un mensaje de permisividad. La familia mexicana, dice el presidente, es ejemplar tal como está, aunque en algunos hogares la pareja casi mate a golpes a la mujer, el tío viole a la niña o el hermano tenga comportamientos violentos con la hermana todo el día. La segunda es que el presidente puede estar inhibiendo prácticas o intervenciones que podrían salvar vidas.
La base de datos que hoy es pública sobre las llamadas de auxilio en la Línea Mujeres ofrece información muy valiosa para encontrar patrones, concentraciones, datos que pueden ayudar a diseñar instrumentos para mitigar el problema. En México Evalúa analizamos esta base y a partir de ahí pudimos perfilar la edad, ocupación, estado civil de las mujeres que más intensamente hicieron uso del servicio. También identificamos qué alcaldías presentan mayores concentraciones de llamadas. Todo eso lo encuentran en nuestro artículo “Auxilio apremiante: el aumento de las llamadas por violencia de género en la CDMX”.
Para diseñar política pública siempre es mejor contar con más información. Se podrían incluir otros campos en los cuestionarios que se aplican a quienes recurren al servicio, para tener un mejor acercamiento a esta problemática. Lo que se ha hecho público a la fecha nos permite poner luz en lo que antes era una caja negra, y comenzar a entender de qué están hechas estas violencias. Créanme, esto es un gran paso.
Lo que hace Línea Mujeres y la Agencia Digital de Innovación Pública es construir capacidades de atención a los afectados y de acopio de información. Sería muy deseable que a partir de ésta se hiciera análisis, inteligencia, estrategia, que se tradujeran en operación en campo o políticas públicas específicas.
Y también hay un mensaje poderoso: estos fenómenos pueden tener solución. Lo que hemos hecho hasta ahora ha resultado infructuoso porque hemos aplicado medidas inapropiadas. No nos hemos tomado el tiempo de entender lo que queremos resolver.
Hace apenas unos meses, en una mañanera se le preguntó al presidente cómo pensaba resolver la violencia en la familia y la de género. Con la candidez de la ignorancia respondió que con la Guardia Nacional.
Apenas ayer transcendía que un funcionario de alto nivel —y de fuertes convicciones— en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) había presentado su renuncia, con una carta muy dura que condensaba lo que hoy sucede con la política de seguridad: un desdén por la evidencia, un menosprecio por el conocimiento y por los modelos que podríamos poner en marcha para darle vuelta a nuestras violencias. Me refiero a David Pérez Esparza, quien desde su posición en el SESNSP ha promovido el diseño e implementación del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica, una planteamiento que parte de lo evidente: sin policías bien formadas y articuladas en los tres ámbitos de gobierno, no podremos recuperar la paz.
Confieso que supuse que la carta era de su autoría, porque ha de ser muy difícil remar a contracorriente todo el tiempo, aunque él mismo desmintió el trascendido de su renuncia. Es muy bueno saber que no abandona la plaza. Porque no podemos cederla sin resistencia. Sin insistir en que nada puede reemplazar la construcción de capacidades civiles desde lo local.
Lo que hace Línea Mujeres y la Agencia Digital de Innovación Pública es construir capacidades de atención a los afectados y de acopio de información. Sería muy deseable que a partir de ésta se hiciera análisis, inteligencia, estrategia, que se tradujeran en operación en campo o políticas públicas específicas. Creo que todavía no logramos transitar por todos los pasos, pero estamos cerca. Qué victoria para la jefa de Gobierno, el gobernador o alcalde que pueda hacer esto y presentar buenos resultados en este tema… Y qué vergüenza para el presidente que siga atorado en sus prejuicios.
Imagino que el presidente ser irá quedando solo, hablando en las mañaneras. Porque cualquier político sensato que ambicione algo más en su carrera, no optará por el fracaso.