La inteligencia policial ante el reto metropolitano: caso Guadalajara

Por Alan López (@alanfabian07) y Maximilian Holst (@mxholst) | Animal Político

La inseguridad es un problema que se concentra en las regiones metropolitanas. Durante 2020, uno de cada cuatro asesinatos en México se cometió en alguna de las tres zonas metropolitanas más importantes: Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México. A pesar de ello, el problema se suele enfocar con un lente muy estrecho, que no atiende a la complejidad de las dinámicas urbanas.

Como hemos argumentado anteriormente, el principal obstáculo para construir una perspectiva metropolitana de la seguridad es el diseño institucional. Son pocos los municipios que cuentan con las bases necesarias para cooperar y coordinarse de manera eficiente con otros municipios a su alrededor.

En esta ocasión nos centraremos en un elemento clave para iniciar la construcción de seguridad: la generación de inteligencia policial[1]. Y decidimos analizar el caso particular de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), la segunda región más poblada del país y un polo de desarrollo económico muy importante.

Esa suerte de enorme laboratorio urbano, en el que se cometieron en promedio cuatro homicidios diarios durante el primer semestre de 2020, nos dio las condiciones ideales para diseñar una hoja de ruta que ponemos a disposición de las policías municipales de la ZMG. Se trata de Bases para un modelo metropolitano de inteligencia policial, nuestro más reciente estudio.

El objetivo de estas Bases es que las policías recopilen información de mayor calidad, la analicen con metodologías innovadoras y diseñen conjuntamente estrategias de seguridad para atender las causas de la violencia. Veamos sus principales hallazgos.

Buenas bases, pero incompletas

El punto de partida tenía que ser una revisión a fondo de los procesos internos de generación de inteligencia policial, y el diagnóstico de la concentración de los homicidios en sus territorios. No lo hubiéramos logrado sin la firma de un convenio de colaboración con los municipios de Guadalajara, San Pedro Tlaquepaque y Zapopan.

Tras conocer los reglamentos y manuales de operaciones de las corporaciones municipales, realizamos visitas a las instalaciones de las policías y nos entrevistamos con distintos actores —policías operativos, titulares de las áreas de análisis de la información y altos mandos—.

Las tres policías cuentan con unidades de investigación o grupos especializados en procesar la escena del crimen, recabar información y resguardar los indicios para la investigación de los delitos. Asimismo, las tres se benefician del trabajo de unidades de inteligencia que se encargan de analizar la información que recopilan los agentes operativos y de generar informes para la toma de decisiones. También comprobamos que las comisarías han definido como una prioridad la atención de la violencia en contra de las mujeres, y han creado áreas especializadas para atenderla. Este último aspecto es muy positivo, ya que los tres municipios cuentan con alertas de género declaradas.

Como ven, hay buenas bases para fundar un modelo metropolitano de seguridad, pero sería muy conveniente que antes las policías municipales mejoraran ciertos aspectos. Podrían, por ejemplo, ampliar las fuentes de información a partir de las cuales generan inteligencia, e incluir la información que proviene de los ciudadanos. Los policías realizan reuniones con vecinos, pero no sistematizan la información que surge de ellas para incluirla en los análisis de inteligencia. Otro aspecto que consideramos importante es la inclusión de información relacionada con factores de riesgo, dinámicas de violencia —pandillerismo, lotes abandonados, puntos de venta de alcohol y drogas, infraestructura urbana y actividades económicas—. De esta forma las policías podrían atender situaciones antes de que escalen y lleguen, en el peor de los casos, a un homicidio o feminicidio.

Factores que aumentan la probabilidad de un homicidio

Analizamos los datos de homicidios y encontramos que en la ZMG la violencia letal se ha incrementado en 135% entre 2015 y 2019. Si hay un problema que requiere respuestas no sólo municipales, sino también (y sobre todo) metropolitanas, es éste. A continuación, dos razones.

Primero, la violencia letal traspasa los límites administrativos de los municipios. Si bien los homicidios se concentran en ciertas zonas y colonias, éstas se ubican en las fronteras entre los municipios. Por ejemplo, Guadalajara concentra el 55% de sus puntos críticos o hot spots de homicidios[2] en la frontera sur con el municipio de Tlaquepaque. En el caso de Zapopan, el 44% de sus puntos críticos se localizan en la frontera sur, que colinda con Tlaquepaque y Tlajomulco.

Mapa. Puntos críticos de homicidios en la ZMG

Segundo, identificamos que los homicidios responden a factores contextuales similares en los tres municipios: zonas con una alta concentración de habitantes con educación secundaria incompleta, familias sin acceso a servicios de salud y con altos niveles de hacinamiento, así como zonas con altos niveles de violencia familiar y abuso sexual infantil, como se observa en el siguiente cuadro…

Sin embargo, los factores del espacio urbano cambian de un municipio a otro: mientras que en Guadalajara en las zonas con terrenos baldíos se incrementa la probabilidad de que se cometa un homicidio, en Zapopan esto se verifica en las zonas con canchas y deportivos o las zonas con presencia de bares y restaurantes.

Nuestra hoja de ruta

Una vez que dejamos claro que la violencia letal es un problema común en la ZMG, es necesario plantear mecanismos de intercambio de información y coordinación entre las instituciones de seguridad y las autoridades locales de la región. A continuación, describimos algunas propuestas para transitar hacia un modelo metropolitano de inteligencia:

  • Mejorar la calidad de la información policial. Recomendamos equipar a las patrullas con dispositivos electrónicos que tengan cámara y GPS, para georreferenciar la ubicación de los delitos, recabar evidencias audiovisuales e, incluso, llenar los reportes policiales en el lugar de los hechos. Esto puede contribuir a reducir las omisiones y los errores en la recolección de los datos.
  • Consolidar los mecanismos de proximidad con la ciudadanía. Sugerimos diseñar un protocolo para que los policías realicen reuniones vecinales, establezcan acuerdos con los ciudadanos y recaben sus demandas sobre inseguridad y violencia. Además, se deben realizar reuniones de seguimiento en donde los policías rindan cuentas sobre la atención de las demandas ciudadanas y los resultados de su trabajo.
  • Formar a más agentes policiales con perfil de analistas, para fortalecer las unidades de inteligencia. Los perfiles que se deben priorizar son analistas estadísticos, analistas de redes y analistas espaciales.
  • Coordinar los programas que atienden la violencia en contra de las mujeres, como son Pulso de Vida (Zapopan y Tlaquepaque) y Seguras en la Ciudad (Guadalajara)[3]. Con el apoyo de áreas especializadas del Ayuntamiento, los policías deben identificar patrones, zonas de concentración y perfiles de mujeres con mayor probabilidad de ser víctimas de violencia física y sexual, y evitar que esta violencia escale a niveles de un feminicidio.
  • Diseñar estrategias conjuntas para atender los homicidios en las zonas fronterizas. Recomendamos que las autoridades municipales trabajen conjuntamente para atender los factores relacionados con los homicidios, mediante programas de desarrollo económico de las zonas identificadas como puntos críticos, operación de albergues para mujeres y niños víctimas de violencia familiar y canalización de jóvenes en conflicto con la ley a terapias cognitivo-conductuales.

Nuestra propuesta de un modelo metropolitano de inteligencia enfatiza nuestra postura: las policías municipales tienen la capacidad de encontrar soluciones al problema de inseguridad si y sólo si generan inteligencia policial. El uso adecuado de la información y la focalización de los recursos lo hace posible.

Para revertir la crisis de seguridad y violencia que azota a nuestras principales urbes y al país, debemos reformar e invertir en la profesionalización, fortalecimiento y dignificación de nuestras policías. Sólo así construiremos comunidades más seguras.


[1] La inteligencia policial es el conocimiento obtenido a partir de la recolección, procesamiento y análisis de información para la toma de decisiones en materia de seguridad.

[2] Un punto crítico de homicidios es una zona con una tasa de homicidios por 100,000 habitantes más alta que el promedio de zonas analizadas, rodeado de otras zonas que, a su vez, tienen tasas también más altas que el promedio.

[3] Ambos programas buscan atender los casos de violencia de género y proteger a las mujeres que han sido víctimas de agresiones y que tienen un alto riesgo de ser revictimizadas, a quienes el Ministerio Público les proporciona una medida de protección. Se les brinda un dispositivo electrónico, en forma de pulsera o dije, para que sean monitoreadas por la policías durante las 24 horas y, en caso de requerir de alguna agresión, reciban el apoyo inmediato.