Feminicidios: por ahí no va, presidente
Edna Jaime (@EdnaJaime)| El Financiero
En la mañanera de ayer, la periodista Claudia Guerrero le formuló al presidente la pregunta obligada: ¿cuál es su estrategia para combatir los feminicidios? La Guardia Nacional se encargará, respondió el mandatario.
Tal cual: elementos de las Fuerzas Armadas, con el brazalete de la Guardia Nacional –porque son los que están desplegados en el territorio del país–, tienen desde ahora esa instrucción presidencial. Se trata de soldados o marinos que recibieron una doctrina castrense y actúan en sintonía con ella. Con poca o nula experiencia de trabajo en la atención de los conflictos cotidianos de las personas y las comunidades. Con perdón, pero el presidente no entiende de lo que está hablando. Y parece que ignora o desestima las estrategias que sus propios equipos desarrollan.
Qué bien se hubiera visto el presidente si en lugar de esa respuesta hubiera hablado del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica (MNPJC), que su propia gente presentó hace algunas semanas. Un modelo que, a riesgo de simplificar, pone sobre la mesa una ruta para fortalecer las instituciones civiles de seguridad, en un marco de definición de las competencias para cada cuerpo policiaco de acuerdo a su adscripción (municipal, estatal o federal). El presidente pudo hacer notar que ese modelo tiene previsto entrenar a los cuerpos civiles de seguridad para atender este problema y otros, porque habría especialización de acuerdo a las distintas competencias. Y que lleva entretejido un modelo de justicia cívica para atender los conflictos cotidianos en una etapa temprana.
Qué bien se hubiera visto el presidente si en su respuesta hubiera mencionado el esfuerzo que ha hecho el Estado mexicano, a partir de recomendaciones de organismos internacionales, para atender la violencia contra las mujeres. Que hubiera subrayado su compromiso para que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) y sus Centros de Justicia para las Mujeres tuvieran todo lo necesario para cumplir eficazmente con sus funciones.
Ni una palabra al respecto. El presidente López Obrador no los tiene en su radar. Su reloj no permite las pausas que implica la construcción de capacidades de Estado. Y entonces responde que la Guardia Nacional se encargará de esta violencia.
Es un sinsentido.
Las mujeres en este país mueren en su hogar y cada vez más en el espacio público. En la vivienda las matan por asfixia, estrangulamiento, golpes, arma blanca, fuerza física y cada vez más con armas de fuego. Una violencia perpetrada regularmente por la pareja.
Hasta hace poco éste era el espacio restringido donde se las maltrataba hasta llegar, en algunos casos, a la muerte. Hoy ya no es el único.
A la violencia en vivienda ahora se le suma la violencia en el espacio público, fenómeno que se inscribe en la tendencia general de la violencia en el país.
La suma de ambas nos presentan un panorama alarmante. A nivel nacional, la tasa de homicidio de mujeres era en 2006 de 2.3 por cada 100 mil mujeres; hoy es de 5.7. En algunas entidades, el crecimiento ha sido descomunal. Para los mismos años, la tasa en Colima pasó de 1 a 26.8; Guanajuato de 0.8 a 12.7 y Quintana Roo de 1.4 a 15. No alcanzamos a asir la realidad, cuando rompemos un nuevo techo de asesinatos de mujeres.
Las puertas cerradas de la justicia
Para ellas (al igual que para hombres) la justicia nunca llega. El costo para quien maltrata, viola o mata a una mujer es cercano a cero. Hemos generado un ambiente permisivo para el abuso.
No imagino cómo elementos de la Guardia Nacional podrán hacer frente a esta realidad. ¿Qué tareas específicas les encomendará el presidente a sus elementos para que atiendan este problema? ¿Qué funciones, distintas a las que han tenido en los últimos años, marcarán la diferencia? ¿Su sola presencia tendrá un componente disuasivo para que los señores que golpean a su pareja o a sus hijas dejen de hacerlo? ¿Tendrán el alcance suficiente para llegar a localidades de menos de 15 mil habitantes, donde se perpetra el 20 % de estos asesinatos? ¿Tendrán los elementos de la Guardia Nacional el aleccionamiento y los controles para que no sean ellos mismos los perpetradores de esa violencia? ¿Serán entrenados con orientación de género? Llevamos años tratando de introducir protocolos de actuación con perspectiva de género para operadores del sistema de justicia, sin que éstos sean internalizados y aplicados debidamente. ¿De qué manera la Guardia Nacional garantizará el acceso a la justicia de mujeres violentadas? ¿Es consciente el presidente de lo que todo esto implica?
Su respuesta en la mañanera de ayer nos dice que no. Y así nos irá…