Del mito del mando único a la realidad de las policías locales
Jimena David y Alan López / Animal Político
El mando único y el mando mixto no muestran evidencia de reducir la incidencia delictiva; la ruta a seguir es el fortalecimiento de capacidades de las policías locales.
Por más de siete años se ha debatido la posible reforma de los cuerpos policiales, eliminando total o parcialmente a las policías municipales para homologarlas bajo el mando de la autoridad estatal.
¿Existe evidencia que soporte la utilidad del mando único en la reducción de la incidencia delictiva? Para responderlo, analizamos los municipios de tres estados en donde éste se ha implementado, a fin de verificar si hubo un cambio en el comportamiento de los delitos.
Caminando a oscuras
Elegimos dos estados en los que el mando único ha sido adoptado por todos sus municipios: Baja California Sur y Aguascalientes. Adicionalmente, seleccionamos el Estado de México, donde 118 de sus municipios han firmado el acuerdo de Mando Único Policial y siete se han negado[1].
Para conocer el cambio en la incidencia delictiva, analizamos las tasas de cuatro delitos (homicidio doloso, lesiones, robo con violencia y robo sin violencia) para todos los municipios de los estados identificados. Después, contrastamos los cambios de incidencia delictiva en los municipios con mando único, y sin mando único para un año antes y un año después de la implementación del nuevo modelo en cada estado[2].
¿Qué encontramos? Primero, no todos los municipios con mando único han registrado una reducción en su incidencia delictiva. Segundo, no existen diferencias significativas entre los municipios que se han adherido al modelo de mando único y los que no para los cuatro delitos analizados. Por el contrario, identificamos un incremento generalizado del robo con violencia y una disminución del robo sin violencia. El homicidio y las lesiones dolosas presentan una tasa similar de municipios con aumentos que con reducciones.
A reserva de contar con análisis más robustos sobre el tema, no existe hoy evidencia contundente y clara para sustentar la hipótesis de que el Mando Único tiene un impacto en la reducción de la incidencia delictiva. Es irresponsable pasar una reforma de tan alto impacto para la vida de todas las personas sin contar primero con datos claros que la fundamenten. El costo de equivocarse es muy alto.
¿Por qué necesitamos distintas policías?
La función de las policías locales es de una naturaleza distinta a las estatales o federales; sus objetivos son diferentes y, por lo tanto, su entrenamiento también. En particular, la policía municipal se concentra en mantener el orden de la vida cotidiana con un mínimo uso de la fuerza, atendiendo situaciones de violencia intrafamiliar, riñas, problemas con el alcohol, vandalismo, hechos de tránsito, entre otros. En contraste, la policía estatal atiende temas de mayor gravedad, como son los delitos violentos que muchas veces involucran el uso de armas y, por lo tanto, requieren de una respuesta con mayor uso de fuerza por parte de las autoridades (Fondevila & Meneses Reyes, 2017).
La actuación del policía municipal como primer respondiente o policía de proximidad se basa en la visión de que estas autoridades son el primer contacto con la ciudadanía, por lo que tienen un conocimiento privilegiado sobre las dinámicas sociales y delictivas en sus comunidades. La información a la que tienen acceso los policías locales puede ser un potente elemento en el diseño y la implementación de políticas públicas hechas a la medida, capaces de responder rápidamente a los cambios en el contexto y dar mejores resultados.
Capacitación inicial y actualizaciones, protocolos claros para cumplir su labor, recursos materiales y financieros, condiciones laborales dignas, esquemas para el crecimiento profesional, atención psicológica y la confianza de los ciudadanos son algunas de las necesidades básicas para construir policías eficientes y efectivas en todos los órdenes de gobierno -especialmente en lo local-.
¿Existen otras posibilidades?
En México, hay estados y municipios que están apostando por la dignificación y el fortalecimiento de sus policías municipales, así como por la construcción de estrategias de seguridad de la mano con la ciudadanía, los expertos y la sociedad civil.
Un primer ejemplo es Nezahualcóyotl, donde se desarrolló una policía vecinal por cuadrantes que, aunque en la práctica tiene aspectos susceptibles de mejora, ha logrado establecer un diálogo con la ciudadanía para la identificación y la posible solución de los problemas de inseguridad. Esto se pone en práctica mediante reuniones con vecinos y marchas exploratorias a nivel de calle, para posteriormente canalizar las demandas a las dependencias municipales responsables[1].
Durante el Foro “10 acciones para salvar vidas” de #MxSinHomicidios, se expuso un segundo caso: el de la policía de Morelia, corporación que ha obtenido resultados prometedores al apostar por la justicia civil y la mediación para resolver conflictos sociales sin necesidad de iniciar procesos penales complejos, costosos y que saturan el sistema judicial. Además, han creado centros para la atención y el acompañamiento de víctimas.
Ambas experiencias se han acompañado de estrategias de profesionalización y dignificación de las policías locales. Estas iniciativas requieren de seguimiento, monitoreo y evaluación para consolidar modelos de proximidad y seguridad ciudadana.
Apostar por la creación y fortalecimiento de policías municipales no es una alternativa políticamente rentable porque requiere tiempo y un trabajo constante, pero sí es la solución más sostenible en el tiempo. Hay condiciones laborales mínimas que ayudarían a mejorar el desempeño policial[2]: esquema proporcional y equitativo de remuneraciones, adecuado sistema de promociones, régimen de estímulos, sistema de retiro digno, certificaciones y acceso a créditos para vivienda, seguro de vida, servicio médico, fondo de ahorro para el retiro de los policías, y becas escolares para sus hijos.
En México Evalúa, estamos convencidos que eliminar las policías locales por completo no es una solución satisfactoria al problema de la inseguridad pública. Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales para que privilegien una visión de largo plazo en la seguridad pública y tomen al toro por los cuernos. Necesitamos policías locales fuertes y profesionales. No podemos seguir promoviendo parches para la seguridad que no son sostenibles ni tendrán los resultados esperados.
[1] Para conocer más sobre la iniciativa de la policía de Nezahualcóyotl, te invitamos a leer nuestra publicación Prevención del delito en México: ¿Cómo se implementa? Una evaluación de acciones financiadas por el Pronapred en Nezahualcóyotl.
[2] Condiciones laborales de acuerdo con la Ley General del Sistema de Seguridad Pública y el Modelo Óptimo de la Función Policial.
[1] Los municipios que no han firmado el convenio de Mando Único son Amanalco, Atizapán, Huixquilucan, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Texcoco y Valle de Chalco.
[2] El Estado de México y Baja California Sur adoptaron el mando único en 2016, por tanto, se analizaron los datos de 2015 a 2017. En el caso de Aguascalientes, se adoptó el mando único en 2010. Sin embargo, como sólo se cuentan con datos de incidencia municipales a partir de 2011, analizamos el cambio entre 2011 y 2017.