Gobierno Abierto en agencias reguladoras

María Fernanda Ballesteros

Del 20 al 24 de noviembre de 2017, se lleva a cabo en Buenos Aires, Argentina la semana de Gobierno Abierto, en la que se discuten los avances, mejores prácticas y novedades de este nuevo modelo de gestión pública. Aunque aún se trata de un concepto en construcción, existe un gran interés por el movimiento de Gobierno Abierto y por el cambio que pueda generar en el funcionamiento de la administración pública. Los principios torales de esta nueva forma de gestión pública buscan transformarla en una función más transparente, participativa y colaborativa en su relación con la sociedad civil a través, entre otras,  del uso de tecnologías de la información (TICs).

Si bien se ha explorado el  importante papel que puede tener esta nueva forma de gestión pública para gobiernos locales y para el poder legislativo, se ha evaluado menos cómo puede impactar en el trabajo de las agencias reguladoras, organismos que ocupan un lugar cada vez más relevante en la Administración Pública Federal en México.

Las agencias reguladoras son organismos especializados y con un alto grado de autonomía– algunas de ellas han adoptado la figura de organismos constitucionales autónomos- cuya principal función es corregir fallas de mercado, incluyendo concentración del poder monopólico y asimetrías de información. Su relevancia en México se da con la transformación del diseño institucional que ocurrió a partir de la liberalización de sectores de la economía y la privatización de sectores estratégicos, como telecomunicaciones, energía, transporte y servicios financieros.

Impulsar los principios de Gobierno Abierto puede ayudar significativamente al desempeño de estas agencias en virtud de que se crean mecanismos de rendición de cuentas para evitar problemas a los que históricamente se han enfrentado, como el de captura regulatoria. Además, uno de los retos más relevantes para las agencias reguladoras es la transformación generada por el desarrollo tecnológico en los mercados regulados y en la regulación económica. Ante estas condiciones, se requiere que los reguladores evolucionen para que sigan siendo relevantes. La misma tecnología puede servirles para conocer cuáles son los problemas que enfrentan los consumidores, así como para crear mayores condiciones de competencia, eficiencia y transparencia en los mercados.

En el marco de esta cumbre regional de Gobierno Abierto, México Evalúa presentó algunas reflexiones sobre cómo el impulso de estos principios ayudará a un mejor funcionamiento de estas agencias reguladoras y de nuestras democracias.

Por ejemplo, en relación con quién participa en cada una de las etapas del proceso de creación de normas es importante valorar cómo el regulador define, conecta e integra a actores que pueden tener un interés en el objeto u efectos que produzca la norma en cuestión. Para esta tarea, primero se debe definir quiénes son los actores relevantes, si son los agentes regulados o un público más amplio como podrían ser los usuarios o consumidores finales del bien. Después, se debe asegurar que existan los mecanismos que le permitirán tener una comunicación oportuna y un diálogo abierto con estos actores a lo largo del proceso.

De la misma forma, en relación con la participación y colaboración que existe en la etapa de cumplimiento de la regulación es importante conocer cómo los reguladores hacen uso de la información que proporcionan los regulados u otros actores relevantes para sus actividades de supervisión. Ejemplos de ello: si llevan a cabo data analytics de información pública u otras fuentes, si usan información de otros reguladores, si consideran a ciudadanos como proveedores de información.

Además, dentro de las intervenciones regulatorias que estas agencias deben llevar a cabo están las siguientes: aquellas  que buscan impulsar una competencia efectiva en mercados estratégicos que tienden a ser poco competidos y aquellas que buscan aumentar la transparencia de los mercados para que exista mayor información disponible para usuarios y consumidores. En ese sentido,  para ambas intervenciones es clave que exista una  política de transparencia en la que la difusión de información se utilice como un mecanismo regulatorio de bajo costo y alto impacto,  que pueda incrementar decisiones informadas y el bienestar social. Po ello, la adopción de un política de transparencia se puede ver como una función en sí misma para este tipo de organismos.

Si bien en México diferentes leyes han establecido la obligación de difundir información para incrementar la competencia o reducir asimetrías, son las agencias reguladoras las que deben crear los mecanismos que permitan que estas disposiciones sean útiles y efectivas. Por lo tanto, es importante conocer los mecanismos que las AR han creado para lograr que la información difundida influya en el comportamiento, tanto de competidores dentro de un mercado con el objetivo de promover condiciones de competencia efectiva, como de consumidores o usuarios de bienes y servicios para la toma de mejores decisiones que impacten en bienestar social.

Existen muchas áreas por explorar para aprender cómo la adopción de un modelo de Gobierno Abierto puede ayudar a mejorar el desempeño de nuestras instituciones gubernamentales, entre ellas las agencias reguladoras. A la par de construir el marco conceptual detrás del movimiento, será importante continuar analizando los resultados en la práctica. El papel de la sociedad civil en impulsar el monitoreo y debida implementación de este enfoque será fundamental para cambiar viejas prácticas y evitar simulaciones de apertura.